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Fabián Antúnez, líder de la Central Asháninka del Río Tambo, alerta sobre las amenazas recibidas por narcotraficantes, luego de que su comunidad incautó más de 400 kilos de droga.

Eran las 2 de la tarde del último lunes 25 de octubre cuando un grupo de ronderos del comité de autodefensa del Río Tambo, en Satipo (Junín), advirtió que dos desconocidos a bordo de un bote empezaron a descargar costales negros en la playa de la comunidad nativa de Cheni, ubicada en la parte norte del Vraem (que atraviesa varias regiones, entre ellas Junín).

Los ronderos se percataron de que los tripulantes estaban desesperados buscando señal para utilizar sus teléfonos. Ese movimiento inusual alertó a otros ronderos de la zona, quienes –provistos de escopetas y flechas– los detuvieron e inmovilizaron lo que transportaban.

“Los ronderos hicieron bulla para alertar a los demás. Encontraron 13 costales negros con clorhidrato de cocaína. Agarraron a las dos personas. Ellos dijeron: ‘No, por favor, podemos conversar, dialogar’. Las intervinieron, les hicieron cargar los costales hasta la comunidad de Cheni para poder llamar a los sinchis de la policía de Mazamari, para que recojan el cargamento que habían incautado los comités de autodefensa del Río Tambo”, relató a El Comercio Fabián Antúnez, presidente de la Central Asháninka del Río Tambo.

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Al día siguiente, los sinchis de Mazamari, comando de la policía cuya base se encuentra en este distrito de Satipo, llegaron para trasladar a los detenidos y la droga. Sin embargo, Antúnez afirmó que los efectivos se atribuyeron la acción sobre los narcotraficantes. “Ahora veo el informe de la policía que dice que fueron ellos, a través de un trabajo de inteligencia, los que incautaron la droga. Todo eso es mentira, porque ellos no los detuvieron”, enfatizó.

Antúnez llamó la atención sobre esa acción que la policía se atribuyó, pero le preocupan otros dos asuntos mucho más graves: las amenazas que ha recibido de narcotraficantes y la falta de protección que el Gobierno les da a comunidades como la de él.

“Ya he recibido amenazas fuertes contra mi persona y también las ha recibido Ángel Pedro, el otro líder de la Central Asháninka del Río Ene”, dijo Antúnez, cuyo distrito está entre los diez con más producción de hoja de coca en el Vraem.

Antúnez mostró los mensajes intimidantes que tiene en su celular: “Malditos campas soplones por un par de atunes hacen eso” o “qué más se puede esperar de los soplones, pero eso no llega lejos: todo se sabe en poco tiempo y pagan sus consecuencias”.

“A nosotros como pueblos originarios nos preocupa que antes, en el 2019, en el 2020, nuestro aliado estratégico era el Gobierno, el ministro del Interior y los ministros de Estado. En cambio, ahora, estamos muy desprotegidos porque no tenemos a un ministro del Interior que luche por nosotros. Al contrario, son aliados de los cocaleros”, sostuvo.

“El ministro del Interior tiene vínculos con gente de la que desconfiamos”, dijo Antúnez en referencia a Luis Barranzuela, titular del Ministerio del Interior, quien se ha mostrado a favor de frenar la erradicación de hoja de coca ilegal.

El 2 de octubre, días antes de asumir la cartera del Interior, Barranzuela pidió a cocaleros del Vraem su apoyo total al congresista Guillermo Bermejo (Perú Libre), cercano a él y quien impulsaba la suspensión de la erradicación, algo que se podría dar en la gestión del titular del Mininter.

Ante la desprotección que siente del gobierno de Pedro Castillo, el líder asháninka exhortó al Congreso de la República y a la Defensoría del Pueblo a que tomen acciones. “Pido la intervención de todas las instituciones del Estado en la protección de los pueblos originarios”, afirmó.

–Fueron amenazados–

Rubén Vargas, exministro del Interior, recordó que no es la primera vez que el narcotráfico amenaza a estas comunidades nativas, ya que hace alrededor de un año y medio empezaron a amenazar de muerte a los líderes asháninkas por haber hecho pronunciamientos en contra del narcotráfico y solicitado que se erradicara la hoja de coca de sus territorios.

“No es la primera vez que los comités de autodefensa del río Tambo inmovilizan cargamentos de cocaína. A la fecha, en los últimos tres, cuatro años, la cantidad de cocaína que han inmovilizado los asháninkas llega a las tres toneladas, porque esa parte de los comités de autodefensa asháninkas no está contaminada por el narcotráfico. Todavía ellos están haciendo patria, enfrentando solos, con sus escopetas y flechas, a los narcotraficantes. Es un punto absolutamente estratégico. Su territorio está siendo invadido como ruta de la droga y para la producción de hoja de coca ilegal”, explicó Vargas.

La familia de Fabián, por ejemplo, está entre los héroes de los comités de autodefensa que murieron en un enfrentamiento con Sendero Luminoso.

La única institución que ha trabajando con ellos desde el 2019 es Devida. Por eso, a las comunidades les preocupa la salida del jefe de esa institución, Fidel Pintado, y que se busque en su lugar a alguien con más afinidad con los cocaleros.

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