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Siembra se realizará en provincias de Jaén y San Ignacio

Plantones del emblemático árbol de la quina (Cinchona officianlis) de alta calidad genética son instalados por especialistas de la Estación Experimental Agraria Baños del Inca del el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) en las provincias de Jaén y San Ignacio, región Cajamarca.

Así lo informó el INIA, que afirmó que el objetivo de esta jornada es conservar, preservar y recuperar esta especie forestal emblemática que representa la riqueza vegetal del Perú en el escudo nacional y presenta propiedades medicinales por contener el alcaloide quinina, empleado para la lucha contra la malaria.

Nuevas variedades de alto valor genético

Para la instalación de estas especies, los especialistas del INIA utilizaron los sistemas de plantaciones macizos y de linderos, los cuales permitirán proteger la calidad de las áreas forestales, así como recuperar a las posibles degradadas.

El INIA destacó que estos plantones de alto valor genético han sido generados mediante trabajos de investigación científica realizado en los viveros experimentales que posee dicha institución en Cajamarca. Tienen la particularidad de ser resistente a plagas y enfermedades, poseen adecuada composición nutricional, medicinal y buena calidad de madera.

El árbol de la quina es una especie forestal de mucha importancia para la identidad y economía nacional. Posee propiedades farmacológicas y medicinales que han ayudado a combatir la malaria y enfermedades respiratorias.

Por ello, el INIA recordó que desarrolla investigaciones moleculares para generar tecnologías que conserven a esta especie. A la fecha se han producido 7,500 plantones, los cuales se instalarán bajo los diferentes sistemas de plantación para recuperar un estimado de 15 hectáreas. Este trabajo recibe el apoyo del Gobierno Regional de Cajamarca.

Propiedades medicinales

El árbol de la quina es una especie forestal oriunda de nuestro país que cobró fama mundial por las propiedades farmacológicas y medicinales presentes, sobre todo, en su corteza, y que ayudaron a salvar muchas vidas frente a la malaria y otras enfermedades epidémicas.

El árbol de la quina perteneciente al género Cinchona de la familia Rubiácea. Se localiza de manera silvestre en la ecorregión de la ceja de selva, que va desde los 500 metros hasta poco más de los 2,000 metros sobre el nivel del mar.

Puede llegar a crecer hasta 24 metros y su tronco puede alcanzar los 60 centímetros de diámetro. Sus hojas son pecioladas, opuestas, lanceoladas u ovaladas, mientras que sus flores son pedunculadas de cáliz tubular.

La corteza del árbol de la quina posee diversos alcaloides naturales, entre los que destaca la quinina, que tiene propiedades antipiréticas (disminuye la fiebre), antipalúdicas y analgésicas, por lo que fue utilizada desde tiempos prehispánicos para tratar eficazmente enfermedades como la malaria o paludismo.

Otro alcaloide derivado de este árbol es la quinidina, que se utiliza en el tratamiento de la frecuencia cardíaca anormal y otros trastornos del ritmo cardíaco, dado que influye en una mejor resistencia del corazón. Además de los alcaloides, la quinina posee principios astringentes, por su alta concentración de taninos, por lo que ayuda en la medicina tradicional para cicatrizar heridas y úlceras.

Descifran genoma de la quina

Hace unos meses científicos del INIA descifraron el genoma cloroplastidial del emblemático árbol de la quina lo que permitirá generar tecnologías para su conservación y reforestación.

El trabajo de investigación científica identificó que el árbol de la quina posee 135 genes de alta calidad cloroplastidial, los cuales poseen alta capacidad para la generación de carbohidratos, energía, proteínas, procesos celulares y fotosíntesis.

Según el INIA, por estas cualidades referidas, los genes identificados permiten que el árbol de la quina pueda mantener una evolución genética en el tiempo, tener un mejor proceso de especiación y adaptación a ciertas condiciones ambientales. Además, por su valor genético, ayudan a la generación de moléculas alimenticias y la generación de quinina.

Con la información obtenida el INIA podrá desarrollar tecnologías y metodologías que permitan la generación de nuevas variedades de quina con alto valor genético, contribuyendo a su conservación, reforestación e industrialización.