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La deforestación, los incendios en campos de cosecha, la contaminación en las aguas y el arrojo de desechos sólidos en zonas no permitidas afectan la calidad de vida de la población y la vida silvestre.

Desde el 1 enero hasta el 13 de agosto del 2021, 12,345 hectáreas de bosques han sido depredadas en Ucayali, según estadísticas de Gerencia Regional Forestal y de Fauna Silvestre (Gerffs). La magnitud de la afectación es evidente al comprar imágenes del 2020. Según la Gerencia Regional Forestal y de Fauna Silvestre de Ucayali, solo cuatro de diez empresas madereras acatan la ley forestal en una región donde casi el 50% de los bosques han sido talados.

Las áreas verdes también se ven amenazadas por los incendios forestales. En el Perú la principal causa de estos siniestros es por la quema de rastrojos agrícolas, donde los agricultores creen que por la quema del suelo se va a mejorar la productividad o porque el humo que se origina va a llamar a las lluvias. Un mito que aún no termina de desterrarse. Dichos incendios dañan al ecosistema por las emisiones tóxicas que emiten y la afectación de la salud de los mismos pobladores. Solo en lo que va del año, en la región de Ucayali se reportaron más de 55 alertas de incendios.

El agricultor Benigno Jacinto relató que un incendio que el mismo inició para quemar de rastrojos agrícolas y sembrar nuevos productos, se salió de control y afectó parcelas de sus vecinos. “Mis hijos y yo implementamos todas las medidas necesarias para la quema. Considerábamos que esta había acabado, pero no fue así y en ese momento no sabíamos muy bien cómo actuar”, señaló Benigno.

Contaminación de las aguas

A raíz de la pandemia por el Covid-19, los niveles de contaminación disminuyeron en gran porcentaje, ello debido a las medidas restrictivas. No obstante, después de que diversas actividades volvieran a reactivarse los niveles de contaminación aumentaron. El arrojo de desechos sólidos, el uso indiscriminado de combustibles y aceites que usan los motores pesqueros, han afectado considerablemente los ríos de la región.

La quebrada de Yumantay, una de las más afectadas por sus altos índices de contaminación, luce en sus aguas desperdicios de los aserraderos y desechos sólidos.

La situación de la laguna de Yarinacocha es lamentable, pues en un reciente informe de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) desperdicios del hospital Amazónico ha sido detectados. Además, hay evidencia el uso de sustancias tóxicos usadas para la pesca.

Asimismo, en el año 2015, la ANA, luego de realizar un estudio, alertó sobre la alta contaminación en el río Ucayali por coliformes fecales.

Lo que la contaminación se llevó

Humberto Huamán, un hombre que se dedica a la producción de carbón junto a otras 15 familias en la quebrada Yumantay contó que cuando llegó a esta zona, en el lugar había abundantes animales e incluso algunas tortugas taricayas. Sin embargo, desde que empresarios de la madera se instalaron en el lugar la quebrada perdió vida. Los niveles de contaminación se elevaron exponencialmente y actualmente ya no cuenta con peces.

En tanto, Elena Katayama, miembro de la ANA, señaló que “los ríos amazónicos presentan gran cantidad de desechos orgánicos y en gran parte materiales de plástico. En los últimos años se ha registrado presencia de microorganismos dañinos para la salud. Las autoridades competentes deben realizar un manejo apropiado a los residuos sólidos que se generan en la ciudad y los asentamientos humanos”.

El cambio solo depende de nosotros mismos, cuidemos lo que verdaderamente es esencial.